Actualidad del Observatorio Español de la Economía Social

27/09/2007

El arraigo territorial y sectorial, la proximidad al cliente y la apuesta por actividades dinámicas e innovadoras, principales ventajas de las cooperativas de crédito españolas

El arraigo territorial y sectorial, la proximidad al cliente y la apuesta por actividades dinámicas e innovadoras, son las principales ventajas de las cooperativas de crédito españolas, según el profesor Ricardo Palomo Zurdo, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad CEU San Pablo. Palomo Zurdo fue el encargado de dar la conferencia marco de la jornada que sobre las entidades financieras de la economía social organizó el pasado mes de julio el Instituto de Derecho Cooperativo y Economía Social (GEZKI) de la Universidad del País Vasco.

El trabajo presentado concluye que la banca cooperativa ha asumido un papel de intermediario financiero dispuesto a competir en condiciones de mercado con cualquier otra modalidad de empresas financieras, como la banca y las cajas de ahorros.

Esta idea, continúa el profesor, refuerza el sentido de que las cooperativas de crédito son, ante todo, empresas de titularidad completamente privada, que sustentan su razón de ser en una cultura empresarial propia con dos claros componentes: los principios cooperativos y de gestión democrática que la identifican y distinguen frente a otras formas jurídicas; y la plena orientación de su actividad hacia sus socios y clientes, que define la vocación y especialización de cada cooperativa de crédito.

Mejorar la eficiencia

Para Ricardo Palomo, el desarrollo de las potencialidades de la banca cooperativa gira en torno al mantenimiento y desarrollo de las cualidades que caracterizan su modelo de negocio bancario: la especialización, la proximidad física y personal al socio y al usuario, el conocimiento de sus necesidades y circunstancias, el apoyo y asesoramiento en sus decisiones financieras y el reconocimiento de su vinculación territorial y/o sectorial.

Sin embargo, entre los retos a los que tendrá que enfrentarse la banca cooperativa española en un futuro inmediato son continuar en su evolución como modelo de banca especializada compatible con los servicios que ofrece de modelo de banca universal; y mejorar su eficiencia mediante la introducción de políticas que permitan flexibilizar sus estructuras, dinamizar y motivar mejor a sus recursos humanos, profundizar en estrategias de cooperación y/o de concentración, mejorar la eficacia de las acciones comerciales, etc.

Cambio sustancial en las dos últimas décadas

Y es que la actividad de las cooperativas de crédito ha variado de forma sustancial a lo largo de su historia y, especialmente durante las dos últimas décadas. Ello ha sido consecuencia de los cambios producidos en el sector agropecuario y en otros sectores de actividad, como en el comercio o en la industria. A esto se añaden los cambios demográficos, sociales y económicos de gran calado, como la redistribución territorial de la población en los últimos años (especialmente la migración desde el campo hacia los núcleos urbanos).

La principal actividad de las cajas rurales españolas se había concentrado tradicionalmente en el medio rural, vinculado con las explotaciones agropecuarias, pero ha evolucionado a lo largo del tiempo igual que lo ha hecho el desarrollo económico y empresarial, prestando actualmente servicio a todo tipo de pequeñas y medianas empresas, profesionales y trabajadores autónomos y otras empresas de mayor tamaño, con independencia de su sector de actividad. así como, por supuesto, el conjunto de los servicios financieros para particulares (préstamos hipotecarios, otras modalidades de crédito, productos de pasivo, fondos de inversión y de pensiones, seguros, servicio de valores, etc.).

La jornada de GEZKI, patrocinada por la Dirección de Economía Social del Gobierno Vasco, prestó atención a todas estas cuestiones, con intervenciones también de Alejandro Elejebarrieta (IPARKUTXA); de Juan Manuel Sinde Oyarzabal, subdirector general de Caja Laboral Popular, y de Eusebio Agote Elola, director general de OINARRI, Sociedad de Garantía Recíproca.

Volver