Actualidad del Observatorio Español de la Economía Social

27/11/2008

Entrevista con Alain Coheur, presidente de Social Economy Europe: 'Existen fuertes tensiones en el seno de la Comisión Europea respecto al tratamiento fiscal de las cooperativas'

Un presidente joven para una organización joven. Alain Coheur (Lieja, 1964) es desde este año presidente de Social Economy Europe, plataforma nacida en el año 2000 bajo el nombre de CEP-CMAF – Conferencia Europea Permanente de Cooperativas, Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones. Procedente de la Mutualidad Socialista de Bélgica, Coheur preside actualmente también la Comisión de Cooperación Internacional de la Asociación Internacional de la Mutualidad (AIM). En Estrasburgo atendió a este Observatorio Español de la Economía Social.

-Señor Coheur, la Conferencia de Estrasburgo ha puesto de manifiesto un importante reto para la economía social europea, que tiene que ver con el reconocimiento público e institucional de su especificidad. En este sentido ¿cómo calificaría usted el tratamiento que desde la Unión Europea se da a la economía social?

-Efectivamente, por el momento no existe un reconocimiento satisfactorio de parte de las instituciones europeas hacia la economía social, pero sin embargo debemos matizar. Concretamente, hay fuertes tensiones en el interior de la Comisión Europea -en general políticamente muy orientada a la derecha-, respecto al tratamiento fiscal que se nos tiene que dar. Pero ello no significa que todos los funcionarios que en ella trabajan sean conservadores. Hay personas que entienden muy bien lo que es la economía social y lo que la economía social puede aportar. Sin embargo, debido a la orientación conservadora de la Comisión, de momento las fuerzas se decantan más por temas como la competencia empresarial, y menos por las cuestiones sociales. Lo que tenemos que hacer es llevar también nuestro mensaje a aquellas direcciones generales con las que tenemos menos relación, como la Dirección General de Competencia, para darnos a conocer adecuadamente.

-¿Y cómo está la situación en el resto de organismos europeos?

-El Parlamento Europeo ha puesto en marcha un Intergrupo de Economía Social que se reúne cada dos meses. Ello nos permite tratar temas en sesión plenaria, invitar a parlamentarios y a actores de la economía social para que puedan exponer sus necesidades y propuestas. En este Intergrupo, por ejemplo, se ha tratado ya el problema de la fiscalidad de las cooperativas. Otro lugar de intercambio es el Comité Económico y Social Europeo. Estamos presentes en la Categoría III, de Economía Social, que tiene como portavoz al español Miguel Ángel Cabra de Luna, que aporta una labor importante. Y, de nuevo, respecto a la Comisión Europea, debo decir que tenemos buenas relaciones con la Unidad de la Economía Social de la DG de Empresa, y también con la DG de Empleo y Asuntos Sociales, mucho más receptivas a nuestras peticiones.

-Al margen del tema tan importante como el de la fiscalidad de las cooperativas, ¿Cuáles son los retos actuales de Social Economy Europe?

-Actualmente lo más importante para nosotros es dar a conocer la economía social, así como a sus actores, como un motor esencial de la economía europea. No solamente en términos de empleo sino en términos de innovación tecnológica y social. Una vez tengamos este reconocimiento, podrán implementarse políticas transversales europeas que tengan más en cuenta a nuestro sector.

-Se ha hablado mucho estos días aquí en Estrasburgo sobre la importancia de que se promueva una economía más plural. ¿Qué opina al respecto?

-Para mí es una de las conclusiones más importantes de la Conferencia. Además, la necesidad de una economía plural figuraba en el propio lema del Congreso. Debemos desarrollar esta diversidad empresarial y tenemos que ponerla en evidencia. Y, sobre todo, debemos discutir no solamente entre los antiguos países miembros de la UE, sino enfocar este modelo económico también hacia los nuevos países miembros del Este. Desgraciadamente, calculo que la economía social está presente sólo en unos 15 países de los 27 que componemos la Unión, con lo que tenemos mucho trabajo por hacer.

-Social Economy Europe es una organización joven pero que está empezando a rodar a buen ritmo. ¿Cuál es su mayor fortaleza?

-La fortaleza nos la dan nuestros socios. Actualmente, Social Economy Europe se estructura en tres categorías de miembros. Tenemos, por una parte, las organizaciones sectoriales de la economía social de ámbito europeo, como Coopératives Europe o la AIM. En segundo lugar están las organizaciones nacionales de carácter intersectorial como la francesa CEGES y la española CEPES. Estas organizaciones nacionales deben servir de modelo para otros países, ya que la mayoría de ellos no disponen de plataformas representativas de la economía social. Por último, el tercer grupo de socios son las redes locales europeas por la economía social. En mi opinión, no obstante, debemos incluir al máximo número de miembros en nuestra asociación y, de hecho, mi lema es “Abrir para reunir”.

-Por último, se hace difícil en estos días evitar referirse a la crisis. ¿Cómo definiría usted la respuesta que está dando la economía social a la actual coyuntura de crisis económica?

-Bien, las empresas de economía social, como usted sabe, intervienen en muchos sectores y son muy diversificadas. No obstante, nuestras organizaciones, por sus propias características de proximidad y arraigo local, probablemente sean menos vulnerables a las crisis internacionales. Entre nuestras entidades figuran, además, ejemplos de empresas muy productivas, que dan respuestas concretas y eficaces a las necesidades de la población. En este contexto, este tipo de empresas salen bien adelante.

Imagen: Alain Coheur.

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