Novedad bibliográfica: ‘El Tercer Sector de Acción Social en España (2008-2024): Desarrollo, impacto y retos a futuro’
13/11/2025
La Fundación Botín, en el marco de su programa ‘Talento Solidario’, ha presentado el estudio “El Tercer Sector de Acción Social en España (2008-2024): desarrollo, impacto y retos a futuro”, realizado por los profesores Gregorio Rodríguez Cabrero (Universidad de Alcalá) y Manuel Pérez Yruela (IESA-CSIC). El informe cifra en más de 28.000 las entidades sin ánimo de lucro activas en nuestro país, un 4 % menos que en 2018. La mayoría de ellas (78 %), son asociaciones de pequeño tamaño, debido, en parte, al «carácter minifundista» del sector, que responde a la resolución de problemas de proximidad. En bastante menor medida encontramos fundaciones y cooperativas sociales, figura, esta última, que el estudio encuadra en el Tercer Sector de Acción Social.
Según se explica en el Informe, en estos 15 años el Sector Social español ha tenido que afrontar la acumulación de las crisis económico-financiera de 2008, la sanitaria de 2020 (COVID-19) y geopolítica de 2022, esta última sin cerrar. Todas ellas han obligado al Tercer Sector a adaptarse, e incluso en algunos ámbitos a liderar una necesaria transformación.
Es un sector, por otra parte, que más que tender a la fusión para expandirse, prefiere seguir manteniendo su tamaño e identidad trabajando en red o en colaboración. Así, el 80% de las entidades colabora unas con otras a través de diferentes fórmulas (proyectos conjuntos, redes y plataformas o alianzas).
De 2008 a 2023 el sector se ha profesionalizado, es más sostenible porque ha diversificado sus fuentes de financiación, ha innovado en sus procesos y colaboraciones, tanto entre las propias organizaciones como con los sectores público y privado. Todo ello ha mejorado el impacto y la eficiencia social del Tercer Sector.
Más ingresos, fuentes de financiación, capital humano y beneficiarios
Entre los datos que aporta el Informe, el Tercer Sector ha aumentado sus ingresos un 13 %, pasando de 16.824 millones de euros en 2008 a 19.063 millones en 2023. A día de hoy el sector representa un 1,2% del PIB nacional, frente al 1,5 que significaba en 2013, y el 1,37% de 2018.
El Tercer Sector ha diversificado sus fuentes de financiación, reduciendo desde 2008 en más de 12 puntos su dependencia de la financiación pública, que representaba el 61,3%, frente al 48,9% en 2023. Además, es un sector saneado en su endeudamiento, ya que siempre ha sido reacio al adeudo a medio y largo plazo.
El número de atenciones directas ha pasado de 42 millones en 2008 a 47 millones en 2023. La calidad media de las atenciones se ha incrementado, medida en tiempo de atención y recursos por unidad de atención.
El empleo generado por el TSAS ha crecido un 15 %, de 529.029 personas en 2008 a 609.761 en 2023. El peso relativo del empleo en el conjunto de la economía ha pasado de un 3,1% en 2008 a casi un 3 % en 2023. Es además, un sector que tiene un capital humano de alto nivel, tanto profesional como voluntario. El 68% de los profesionales tienen estudios de grado o diplomatura, dato que se mantiene así desde 2018.
El voluntariado, como vehículo de participación social y como apoyo al desarrollo de las actividades, también ha crecido, pasando de 800.000 personas voluntarias en 2008 a casi 1,5 millones en 2023, es decir, casi se ha duplicado. Sus horas de dedicación, valoradas por el salario mínimo, equivaldrían a más de 2.860 millones de euros.
Para lograr una mayor sostenibilidad, el sector ha reforzado su cohesión interna, ha buscado relaciones más estables con el sector público, ha colaborado de forma flexible con empresas y se ha abierto a nuevas formas de economía social. No obstante, los autores del Informe concluyen que la sostenibilidad, para ser efectiva, necesariamente tiene que ir acompañada de la mejora de los entornos del TSAS (una mayor colaboración con el espacio europeo del Tercer Sector, y una mayor cohesión territorial), así como la apuesta por las herramientas (digitalización), desarrollo del capital humano (mejora de capacidades y atracción de talento) y una fluida transición generacional en la renovación de los directivos y responsables del sector social.
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